Postres
Si se os antoja algún dulce dejaos caer en alguna panadería o pastelería para comprar un pączek para llevar. Los pączki o donuts polacos se diferencian de los estadounidenses por su forma de bola algo aplanada, de tamaño de un puño, cuyo interior esconde un sabroso relleno, normalmente un dulce de rosa o una mermelada de ciruelas. Dorados en aceite, los pączki, glaseados o envueltos en azúcar en polvo, son una delicia que el último jueves de carnaval –o Jueves Graso– hace que ante las pastelerías se formen largas colas de clientes.
Ahora bien, puestos a buscar el pastel más típico de Varsovia, seguramente sería la “wuzetka” o trozo de pastel cuadrado preparado a base de bizcocho con una capa de nata, bañado en chocolate. No se sabe a ciencia cierta el origen de su nombre, pero lo más probable es que se lo deba a una de las principales carreteras pasantes de Varsovia, la Este-Oeste, Wschód-Zachód en polaco.
Hace unos años Varsovia vio aparecer otro símbolo de la repostería capitalina: la zygmuntówka. Se trata de un pastelito cuyo nombre hace referencia a uno de los monumentos más conocidos de Varsovia, la Columna del Rey Segismundo –Zygmunt, en polaco–, y que ha ganado el primer premio en el concurso del producto de repostería oficial de Varsovia. Esta apetitosa pastita adornada con merengue lleva mousse de chocolate, dulce de arándanos y nata montada.
Las dulces exquisiteces varsovianas son una buena opción para hacer más agradable un paseo por la ciudad, por lo que es muy recomendable incluir en el itinerario uno de tantos cafés con historia. Para impregnarnos del ambiente de las épocas pasadas no hay como visitar los bellos interiores del Café Bristol, Blikle, Pijalnia Czekolady Wedla –para tomar una taza de chocolate y más– o el café Lukullus, con decorados de los años 60.