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Testimonio judío de Varsovia

¿Sabías que antes de la Segunda Guerra Mundial Varsovia era uno de los principales centros de la cultura judía en Europa? Los vínculos con la tradición judía pueden observarse por doquier, desde la vida cotidiana hasta la arquitectura, el arte o la literatura. Descubre el paisaje multicolor de los judíos polacos conociendo su historia desde la Edad Media hasta la actualidad.

Lugar que conmemora la historia milenaria de los judíos polacos desde la Edad Media hasta nuestros tiempos. Es impactante la arquitectura del vestíbulo , cuya forma de valle con paredes abruptas simboliza el paso del pueblo judío por el Mar Rojo en su éxodo hacia la tierra prometida. Para admirar una muestra de pinturas de los templos judíos de Polonia, acércate a la réplica de la bóveda que corona la sinagoga de Gwoździec, del s. XVII. Visita también su exposición interactiva para embarcarte en un viaje a través de los siglos y llegar, por poner un ejemplo, a las calles de un barrio judío de entreguerras.

El monumento fue creado pocos años después de terminada la Segunda Guerra Mundial en recuerdo de todos aquellos que habían luchado y muerto en el gueto de Varsovia. Fue justo a sus pies, en 1970, donde se arrodilló el canciller alemán Willy Brandt para pedir perdón por los crímenes perpetrados por el Tercer Reich.

El monumento Umschlagplatz está ubicado en un lugar del que en 1942 partían los transportes de judíos camino del campo de exterminio de Treblinka. Su forma combina la de la muralla del gueto y un vagón ferroviario, y en la cara interior de sus muros aparecen grabados los nombres de más de cuatrocientas víctimas. Al seguir la Ruta del Martirio y la Lucha de los Judíos en Varsovia, que tiene su inicio en el Monumento a los Héroes del Gueto y termina en Umschlagplatz, observa las lápidas que narran la historia de las principales figuras del gueto de Varsovia.

Esta necrópolis monumental atesora bellas lápidas y las tradicionales matzevá. Aquí yacen muchos personajes ilustres, como Ludwik Zamenhof, creador del esperanto, Isaac Leib Peretz, escritor, y otros. No dejes de visitar la tumba simbólica de Janusz Korczak, pedagogo y defensor de los niños. Como prisionero de Treblinka que fue, sacrificó su vida al acompañar a los niños que tenía bajo su custodia para morir junto a ellos en una cámara de gas.

Antes de la guerra este edificio histórico albergaba la Biblioteca Judaica Principal y el Instituto de Estudios Judaicos. En los tiempos de guerra tenía en él sus oficinas la Sociedad Judía de Autoayuda Social. Reconstruido en 1947, se convirtió en sede del actual Żydowski Instytut Historyczny. Merecen la atención, por ser piezas de valor incalculable, los documentos del archivo clandestino del gueto de Varsovia, el así llamado “Archivo Ringelblum”, hoy inscritos en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO. 

Se trata de la única sinagoga que resistió los tiempos del Holocausto. Fundada por Zalman ben Menashe Nożyk, un rico mercader de textiles, y su esposa Rywka, la sinagoga es un edificio de estilo neorrománico. Durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes implantaron allí un establo con almacén de pienso. Aprovecha para acercarte a la calle Próżna, uno de los pocos lugares en los que sigue conservándose el ambiente de la antigua Varsovia judía.

Para ver un fragmento de los muros del gueto entra en un patio situado entre las calles Sienna y Złota. Sitúate en el centro y fíjate en las placas de hierro dulce empotradas en la acera, límites de lo que fuera el antiguo gueto.

En 1942 fue construida una pasarela que salvaba la calle Chłodna para unir el “pequeño” y el “gran” gueto. Hoy en día en su lugar se encuentra “La Pasarela de la Memoria”, instalación artística que recupera los trágicos acontecimientos de aquella época. Aún más espectacular por la noche.

Lugar céntrico para la comunidad judía, la calle Nalewki era un sinfín de puestos de mercaderías, talleres, establecimientos de venta mayorista y pequeños comercios de todo tipo regentados por judíos. Las casas de vecindad que ocupaban estos establecimientos llegaron a formar parte, junto con la calle Nalewki, del gueto, siendo arrasadas tras la caída del Levantamiento del Gueto. Lo que se ha conservado hasta nuestros días es una pequeña sección de la calle que arranca junto a la antigua armería —Arsenał—y continúa a lo largo de la valla del Jardín Krasiński. Del bullicio y el ajetreo de una calle llena de gente no quedan más que adoquines y fragmentos de raíles de tranvía embebidos en la calzada.

En mayo de 1943, los insurgentes del gueto que no habían depositado las armas necesitaban desesperadamente rutas de evacuación. Decidieron utilizar la red de alcantarillado, ya empleada con ese mismo fin en otras ocasiones. Así, un grupo de combatientes con Marek Edelman a la cabeza se adentró en las alcantarillas de la calle Franciszkańska, pero por desconocer el complejo entramado de sus pasadizos se perdió sin poder encontrar una salida. Se organizó una expedición de rescate dirigida por Kazik Ratajzer, amigo de Edelman, quien logró sacar al grupo por la alcantarilla próxima al número 51 de la calle Prosta y consiguió llevarlo a un escondite seguro. Hoy, justo allí, hay un monumento que conmemora la hazaña.

Durante el Levantamiento del Gueto de Varsovia, los combatientes y la población civil judía solían refugiarse en los llamados búnkers, cuartos ocultos en los bajos de los edificios. Las tropas alemanas en su avance por las calles del gueto los descubrían y cercaban a los refugiados. En uno de esos búnkers, ubicado en la entonces calle Miła 18, encontró refugio el comandante de la Organización de Combate Judía, Mordechaj Anielewicz, junto con otros 120 insurgentes. El grupo fue localizado por los alemanes el 8 de mayo de 1943, la mayoría de los sublevados se suicidó. Los hechos los conmemora un túmulo con unas placas colocadas en el número 18 de la calle Miła.

Los dramáticos acontecimientos del gueto de Varsovia eran sistemáticamente descritos y documentados por el historiador Emanuel Ringelblum y la organización Oneg Shabbat de la que fue fundador. Guardados en unas cajas de latón o latas de leche, los cientos de documentos, dibujos y descripciones se enterraron en los sótanos de la desaparecida casa de la calle Nowolipki 68. Encontrados después de la guerra, hoy constituyen un testimonio histórico de valor incalculable. En el lugar donde en su día se ocultó la colección de Ringelblum hay un monumento que conmemora tanto el archivo como la figura de su creador.

La exposición permanente «Llamados por su nombre» muestra la suerte que corrieron los polacos que ayudaron a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, pagando por ello el precio más alto. Ambientada en contextos familiares y del barrio, la exposición narra historias de personas de a pie que, teniendo que afrontar las más dramáticas de las disyuntivas, actuaron con valor, generosidad y solidaridad. Las piezas reunidas – documentos, fotografías antiguas, enseres que pertenecieron a los protagonistas de la muestra o entrevistas a sus familiares – permiten entender mejor las circunstancias en las se ofrecía la ayuda y el terror al que eran sometidos los habitantes de Polonia bajo la ocupación nazi.

Descubre la increíble historia de una casa situada en el recinto del parque zoológico de Varsovia. Durante la Segunda Guerra Mundial el director del zoo, Jan Żabiński, y su esposa dieron cobijo a los judíos fugados del gueto. En su historia se inspiró la película estadounidense Zookeper´s Wife, protagonizada por Jessica Chastain interpretando a Antonina Żabińska.

Entre 1911 y 1914 en la calle Kłopotowskiego se construyó un edificio de ladrillo que acogería los únicos baños judíos de la capital: la mikve. Este edificio, en el que se celebraban los rituales de purificación prescritos por el judaísmo, se conservó relativamente intacto tras los desastres de la guerra. Lamentablemente, no fue así con su mobiliario, testigo de sus usos originales. En la actualidad el espacio lo ocupa un instituto de enseñanza secundaria.

Justo al lado puede verse la verja original de la antigua Sinagoga de Praga. Donde antes estuviera el templo, hoy se encuentra el patio de recreo de una guardería; a su vez, con los escombros del edificio se hizo un pequeño promontorio. Construida en 1836, la sinagoga fue uno de los primeros templos judíos de planta redonda de Europa. Seriamente dañada durante la guerra, fue demolida a mediados del siglo XX.

Se trata de uno de los edificios mejor conservados construidos por la comunidad judía. Hasta el año 1940, el antiguo Edificio Educativo de la Comunidad Judía de Varsovia albergó, entre otros establecimientos, un orfanato y una escuela para niños. Terminada la guerra, el interior de la sinagoga se convirtió en una sala de teatro en cuyas tablas actuaba el Teatro Judío. Hoy es sede del Teatro Baj.

En el número 21 de la calle Brzeska, en el muro de una casa de vecinos, se ve pintado un letrero que dice “Sastrería de caballeros”. Basta una pizca de imaginación para ver el bullicio de ese barrio, habitado principalmente por judíos, con sus establecimientos de servicios, comercios, el ajetreo de la vida cotidana, conversaciones entre vecinos, juegos y discusiones de una comunidad que ha dejado de existir.

Entre los vestigios de la comunidad judía que habitaba el barrio de Praga destacan los interiores de una casa de oración, situada en lo que hoy es el Museo del Barrio de Praga. En las dos salas conservadas, lugar de oraciones hasta 1940, pueden verse policromías de diversas épocas. Una de las policromías, que representa a judíos rezando a los pies del Muro de las Lamentaciones, fue pintada entre 1933 y 1934. Tras la guerra las policromías llegaron a taparse con capas de pintura y volvieron a ser redescubiertas en 1996. Una vez restauradas, son testimonio de la trepidante vida religiosa de los judíos de Varsovia.

Se trata de la necropólis judía más grande en número de tumbas que se conserva en Varsovia. Este cementerio, fundado en 1780 por iniciativa de Szmul Zbytkower, banquero de cámara del rey Estanislao Augusto Poniatowski, era un lugar de entierro principalmente de la población judía pobre. Antes de adentrarte en su recinto, conoce la desgraciada suerte de la necrópolis a través de la exposición “Beit almin, casa eterna” en el pabellón de entrada. En ella conocerás las costumbres funerarias judías y entenderás por qué este lugar histórico más que a un cementerio se parece hoy a un gran depósito de losas funerarias.
Siguiendo la avenida principal podrás ver calles con tumbas hechas con piedra arenisca y losas ubicadas delante de ellas. A los lados se encuentran cestones de acero con fragmentos de matzevas rotas de toda Varsovia. Llegando al fondo de la avenida, los cestones forman un círculo y junto con las losas se han convertido en un mausoleo para honrar a miles de cuerpos que aquí recibieron sepultura.

Para descubrir las huellas del testimonio judío, utiliza el servicio de guías oficiales. Más informaciones en la página web warsawcitybreak.com