Otoño en Varsovia

El otoño es un momento idóneo para visitar Varsovia. En esta época del año los restaurantes incorporan en sus menús platos especiales inspirados en los productos de temporada. La Varsovia otoñal abunda en tradiciones y te invita a conocerlas. Comprueba lo que la capital polaca te tiene preparado.

Te animamos a dar un paseo por tres parques de Varsovia que bien se merecen una visita: el Parque Real de Łazienki, uno de los conjuntos palaciegos más bellos de Europa, situado en el recinto de un amplio parque histórico; el Jardín Sajón, el primer parque de la capital abierto al público; y el Parque Skaryszewski, una joya paisajística en el barrio capitalino de Praga. El otoño, con sus tenues pinceladas, tiñe las hojas caídas de oro bruñido, cobre, bermejo, naranja y púrpura. Una cámara de fotos es algo que no puede faltar: en esta época Varsovia se muestra particularmente fotografiable. A la mejor foto que saques añade el hashtag #DiscoverWarsaw y compártela en Instagram.

El otoño abre las puertas de tres residencias reales de Varsovia y lo hace gratis. El Palacio de la Isla tienta con una colección de cuadros del último monarca polaco Estanislao Augusto Poniatowski. El palacio de Wilanów, residencia del rey Juan III Sobieski, seduce con sus formas barrocas, no en vano pues, es también conocido como el “Versalles polaco”. Por su parte, el Castillo Real de la Ciudad Vieja cuenta con una colección de tronos reales y cuadros de célebres artistas como Rembrandt, Canaletto o Matejko. Acuérdate en tu visita de los numerosos eventos de acompañamiento: conciertos, muestras de cine o exposiciones temporales.

Los primeros días de noviembre es tiempo para acudir a las tumbas de los seres queridos. Con coronas de flores y luces que colocan en las lápidas, los polacos mantienen viva la memoria de quienes ya no están con nosotros. Acercarse a los cementerios de Varsovia por estas fechas es una experiencia inolvidable. La necrópolis de Stare Powązki es de las más conocidas. Aquí yacen famosos y grandes personajes de la historia reciente como militares insurgentes, personas que lucharon por la independencia del país, políticos y artistas de renombre, incluido el escritor y premio Nobel de literatura Władysław Reymont, el compositor Witold Lutosławski, el cineasta Krzysztof Kieślowski, el emisario durante la Segunda Guerra Mundial Jan Nowak Jeziorański o Irena Sendlerowa, mujer que salvó del holocausto a 2500 niños judíos.
Al caer la tarde en los cementerios se vive un ambiente muy especial. Con miles de luces que parpadean en la oscuridad las necrópolis muestran una imagen mágica y extraordinaria.

Un día otoñal te aconsejamos que emprendas un paseo fuera de los caminos trillados visitando algún barrio de Varsovia. Por sugerirte algo, el barrio de Saska Kępa, situado en la orilla derecha del Vístula, es una buena opción. Esta manzana de la ciudad, que en el s. XVIII fue coto de caza del rey Augusto III de Polonia, es hoy una de las barriadas que más gustan. Su verdadera eclosión se produce en los años 20 y 30 del s. XX, decenios en los que construyen sus edificios modernistas. El eje vertebrador de Saska Kępa está constituido por la calle Francuska, con sus encantadores cafés y restaurantes que ofrecen sabores de todo el mundo. Quedar una tarde en uno de ellos para tomar un vino caliente con especias es una buena forma de entrar en calor y descansar antes de volver a emprender tu itinerario por Varsovia.

El otoño en Varsovia anima a probar lo más exquisito de la cocina de la capital, con platos más que aptos para los días de frío: sopa de setas, sopa de guisantes, callos o los saciantes pierogi. Te sugerimos también otras delicias como la sopa crema de calabaza, carne de ganso o czarnina, sopa tradicional preparada con sangre de pato. Y si prefieres lo vege, allí están las crepes y todo tipo de platos de harina, como kluski, pyzy o kopytka. Para probarlos te recomendamos uno de tantos bares obreros tradicionales, los llamados bar mleczny.

¿Postres? No hay otra que el típico donut sin agujero –pączek– con relleno a base de mermelada de rosa o ciruela. O prueba la “wuzetka” o trozo de pastel cuadrado preparado a base de bizcocho con una capa de nata, bañado en chocolate. No se sabe a ciencia cierta el origen de su nombre, pero lo más probable es que se lo deba a una de las principales carreteras pasantes de Varsovia, la Este-Oeste, Wschód-Zachód en polaco.