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Varsovia en invierno

Los días se vuelven irremediablemente más cortos, el tiempo no anima a pasar ratos fuera… Pues bien, ha llegado el momento para cargar las pilas y plantarle cara al invierno. Vente a Varsovia, hasta la estancia más corta hará que desconectes por un instante del día a día. La capital de Polonia en su traje de invierno te va a dejar gratamente sorprendido.
Las Navidades empiezan a finales de diciembre, pero los vecinos de Varsovia se ponen a prepararlas varias semanas antes. Los platos tradicionales con su aroma, los bellos villancicos que cautivan con su música o los belenes móviles en las iglesias crean un ambiente irrepetible.
En invierno la ciudad ofrece una plétora de atracciones para todos los bolsillos, desde los mercadillos navideños, pistas de patinaje, hasta la impresionante iluminación de las calles y plazas. Es una época en la que más agradable resulta visitar museos y exposiciones, más fácil es conseguir una mesa en un buen restaurante o reservar una habitación en un hotel.

En diciembre las calles y plazas de Varsovia se tiñen de colores. Con decoraciones y figuras de ensueño, las tardes comienzan a brillar con miles de lucecitas. Los varsovianos – los grandes y los pequeños – aguardan impacientes el momento en el que arranca la iluminación.

Mira con tus ojos lo bella que se pone la ciudad; regálate un paseo por la Ruta Real, admira los 30 metros del árbol de Navidad que preside la Plaza del Castillo o las guirnaldas luminosas que se extienden sobre las callejuelas de la Ciudad Vieja. Un vaso de chocolate caliente en una de las chocolaterías Wedel será un colofón perfecto para esta tarde.

Al atardecer la residencia real de Wilanów se convierte en uno de los más bellos jardines de Polonia que resplandece cada año con miles de luces. Al patio palaciego llegarás a través de un túnel luminoso y de allí encontrarás con facilidad el camino al Jardín de Invierno. Date una vueltecita por entre los rutilantes naranjos y hazte una foto en un marco luminoso con el Palacio de Wilanów como fondo. Un alto en la terraza palaciega permitirá detener la mirada en el jardín barroco, iluminado con miles de luces que durante espectáculos especiales bailarán al ritmo de música clásica. Son impresionantes además las alfombras de flores luminosas que parecen florecer en la Rosaleda.

Y si quieres que la luz te lleve hasta la corte real del monarca Juan III, acércate al Wilanów un sábado, domingo o festivo. Con un espectáculo de luz, imagen y sonido en tres dimensiones te sentirás protagonista de las historias de antaño proyectadas en la fachada palaciega. Esa tarde de invierno en Wilanów permanecerá grabada en tu memoria durante mucho tiempo.

Con las compras navideñas uno puede disfrutar, basta con hacerlas sin prisas. Los mercadillos son un lugar idóneo para buscar regalos auténticos, desde adornos navideños hechos a mano, jerséis y gorros de lana, hasta especialidades en cocina local hechas a base de pan de jengibre y chocolate. Los mercadillos, con sus inconfundibles casetas de madera engalanadas con hojas de pino y lucecitas de colores, se encuentran en varios puntos de Varsovia. Uno de los más tradicionales se extiende en todo lo largo de la antigua muralla defensiva de la Ciudad Vieja.

Un método infalible, si te ha dado un bajón invernal. Calzas los patines y, con más o menos pericia, te pones a bailar sobre la pista. Las primeras abren ya en noviembre. Las encontrarás al lado del Palacio de la Cultura y la Ciencia, en la Plaza del Mercado o en todos los barrios de la capital. Y si no tienes patines podrás alquilarlos en casi todas las pistas.